Si tomamos como referencia algún país o región para ver el desarrollo del crowdfunding, este es sin duda Estados Unidos. Allí se ha desarrollado todo tipo de clases de crowdfunding y plataformas para financiarlo. A través de préstamos (crowdfunding lending), en participaciones en los proyectos (equity based crowdfunding), en recompensas (reward crowdfunding) o simplemente donaciones (fundraising). Esta enorme tipología ha llevado a que se puedan financiar todo tipo de proyectos, desde los más sociales hasta grandes iniciativas empresariales, la cual ha dado un paso más con la entrada de grandes proyectos inmobiliarios.
La compra de un edificio de oficinas o viviendas para su alquiler no difiere mucho de financiar un gran proyecto empresarial. En cuantía se necesita acaparar una cantidad muy importante de fondos, pero su retorno, es decir lo que recibirá el inversor, suele tener mucho menor riesgo en circunstancias estables de mercado. Es decir, mientras que en una startup o empresa que arranca se invierte asumiendo un gran componente de riesgo (que puede llevar tanto a que se multiplique nuestra inversión o que se pierda), invertir en inmuebles es más estable y con el respaldo de tener detrás un activo que se puede vender.
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